sábado, 2 de mayo de 2009

Arroz con leche

el payaso rapado me observa
me da escalofrios
zumban mosquitos
que quiere?
(no se tejer, no se bordar)
la gola dorada le enmarca la asquerosa papada,
justo debajo de una boca descomunal que emana rojo sangre
(no se abrir la puerta para ir a jugar)
algo quiere decirme
alguien, su creador, ha decidido que debería tener párpados verdes.
(tampoco soy de san nicolas)
que decisión poco sabia, permitame decirle, un payaso con párpados verdes,
¿dónde se vió?
sí, y además pelado. con párpados verdes y pelado
Acabo de matar a un mosquito.
Sin embargo, su peculiaridad lo destaca
y uno se compadece al encontrarse tal muñeco sobre la repisa,
y quiere incluso abrazarlo,
al pato feo de los payasos.
(nunca fui la viudita del barrio del rey)
Sin dudas unas manos muy especiales han de haberlo elegido, entre todos los payasos habidos y por haber;
unas manos de dedos finos y delicados, han sabido dar con el personaje justo;
unas manos sin embargo venosas, antiguas, colocando cuidadosamente el paquete que contiene al payaso
en otras manos pequeñas
inocentes
que han crecido y ahora teclean
(nunca quise casarme)
y son manos que también recuerdan
y entienden porqué el payaso ya no luce amenazador,
más bien sólo
(menos decir "con éste sí, con éste no)
y triste.

Las manos que 14 años atrás entregaban al indefenso payaso,
son las mismas que preparaban el arroz con leche
todos los viernes con gracia y cantitos aniñados en voz descascarada.
Eran las de mi abuela,
las que dejaron de funcionar hace exactamente cuatro meses
y las que todavía siento tamborilear en la mesa de la cocina
como estrofas de una canción.

¿alguién puede abrirme la puerta para ir a jugar?

1 comentario:

Federic dijo...

tamborilear
nunca se me hubiera ocurrido
tamborilear

sdos